Ahora que ya oímos que Rajoy es «indecente» y Sánchez «ruin», y después de tener que soportar a Pablo Iglesias hablándonos de enfangar la vida política, y a Rivera declararse ganador del cara a cara, vamos a ponernos serios y hablar de esas otras cuestiones que, aunque evitan a toda costa, guardan cierto interés para nuestro futuro.
¿Qué nos proponen los principales candidatos para acabar con el principal problema español, que no es otro que el invierno demográfico? Porque ni una palabra han dedicado al asunto, el más preocupante de cuantos existen, sobre todo porque hasta el propio INE reconoce que un país así es inviable. España está muriendo a pasos agigantados sin que llegue el repuesto y nuestros líderes se dedican a hablarnos de empanadas. Pero no solo es el invierno demográfico. Podemos hablar de si vamos a recuperar a los de la «movilidad exterior», qué va a ocurrir con los monopolios, con los medios públicos o con la economía sumergida; si vamos a volver a sacar la manga del dinero público para regar las incompetencias; si el Gobierno que presidan va a seguir aceptando la imposición de medidas externas como los dos últimos que se dejaron gobernar; si van a investigar las crisis bancarias; o si van a acabar con las bicocas de los parlamentarios. Porque nada de esto apareció en campaña.
De lo que hay que hablar es de cómo combatirán esa sensación generalizada de que los poderes económicos tienen más poder en nuestras vidas que la política y tienen que decirnos cómo piensan recuperar nuestra confianza en la democracia en un país donde siete de cada diez ciudadanos están insatisfechos con ella, lo que supone 17 puntos más que la media europea. Eso sí que es indecente y ruin.