Parches blancos

Mariluz Ferreiro A MI BOLA

OPINIÓN

09 sep 2015 . Actualizado a las 09:44 h.

Las verdades a medias enganchan más que las mentiras. Porque tienen un cebo que morder. Son como un sonajero que llama la atención de los niños. No están totalmente huecas, como ocurre con las falsedades. Algo suena dentro y la gente no puede evitar acercalas al oído y escuchar. Una de las grandes verdades a medias la autorregulación de los mercados. Quizás funcione un mundo tan justo como imaginario, un lugar en el que no se mezclen intereses de distintos países, monopolios encubiertos, empresas que pactan precios, productores enfrentados e instrumentos financieros que hacen de oro a algunos con la venta a granel de la nada más absoluta. No hay una justicia universal que imponga que cada persona y cada producto tengan lo que se merecen. La economía mundial no nada en aguas transparentes. Sucede también con la leche. El sector es un volcán de lava blanca. Siempre durmiente. Nunca extinguido. Y vuelven las tractoradas, las negociaciones a deshora, los cercos a los hipermercados y los repartos gratuitos de botellas de leche. También las ayudas. Los paquetes de millones. Parches públicos para ir tirando. Una vía para suministrar alimento al enfermo, no vaya a ser que se nos muera del todo y que haya que explicar al público que aquellos discursos sobre la importancia del campo y de mantener pobladas las aldeas eran un brindis a la sombra de los despachos, pinceladas de una pintura de verdes prados sin ninguna profundidad. Lo de curar al paciente para que salga de la uci ya es otra cosa. Últimamente no está metida Bruselas en el papel de Lázaro. Al final Europa se ha convertido en la desertora del arado más grande del mundo.