La esencia del Valedor do Pobo

Javier Guitián
Javier Guitián EN OCASIONES VEO GRELOS

OPINIÓN

20 jul 2015 . Actualizado a las 05:00 h.

A lo largo de los últimos años he presentado numerosas alegaciones a proyectos o infraestructuras que, en mi opinión, dañaban nuestro patrimonio natural, y he criticado públicamente la política ambiental de la Administración gallega. Aunque es verdad que el tiempo me ha dado la razón en muchas cosas, nunca he recibido una respuesta fundamentada a mis alegaciones, cuando no el silencio. Haciendo un balance general, tengo que confesar que he tenido escaso éxito.

Tal vez por eso me repugnan esos cambalaches políticos en que se intercambia el nombramiento de cargos de las instituciones asumiendo, implícitamente, que todo da igual; trataré de explicarme. He leído con sorpresa que existe un intercambio entre los nombramientos de senadores y los de miembros del Consello de Contas o el Valedor do Pobo, como si se tratara de instituciones irrelevantes.

Si quieren que les diga la verdad, no tengo ni idea de para qué sirve el Senado y, si de mí dependiera, cerraría la llamada Cámara Alta, excepto el bar, al que le ampliaría el horario. Sin embargo, resulta obvio que hay instituciones que deberían jugar un papel crucial en la estructura política del país, y que solo lo harán en la medida en que las personas que ocupan estos cargos estén formadas y actúen con independencia.

Pues bien, para no extenderme en exceso, me centraré en el caso del Valedor do Pobo, dejando claro mi respeto por quienes han ocupado ese cargo y también por quienes, según los medios, pueden ser propuestos para esa institución. El actual Valedor do Pobo, y su equipo de colaboradores, han dado un ejemplo de buen hacer y de actuar con rigor y objetividad. Podría justificar esta afirmación por el simple hecho de que han sido criticados tanto por la oposición como por el partido del Gobierno, lo cual es una garantía de independencia, pero trataré de ser más concreto.

Su gestión en algunos aspectos medioambientales y de protección de la naturaleza ha sido ejemplar, interpretando las funciones que la propia ley otorga al alto comisionado en defensa de los intereses generales de todos los ciudadanos. Lo hemos visto en la denuncia de las talas de árboles en la Ribeira Sacra o en la preocupación por la defensa de las Fragas de Catasós, por citar solo dos ejemplos. Pero más allá de esto, su equipo se ha comprometido de forma activa promoviendo la iniciativa de la declaración de la Ribeira Sacra como Patrimonio de la Humanidad, coordinando con éxito distintas sensibilidades políticas, equipos científicos, etcétera.

No tengo relación personal con el Valedor ni con los miembros de su equipo, desconozco si tenían interés en continuar con su labor; estoy seguro, además, que no pensamos igual sobre muchas cosas. De lo que sí tengo certeza es de que por primera vez la Administración se ha hecho eco de este tipo de cuestiones frente a la extendida costumbre de despreciar o ignorar cualquier alegación u opinión discrepante. Puedo estar equivocado, pero para mí esa es la esencia del Valedor do Pobo y resulta lamentable que se ignore.