Un premiado que premia al premio

César Casal González
César Casal CORAZONADAS

OPINIÓN

23 jun 2015 . Actualizado a las 05:00 h.

No se puede dejar pasar el premio a Emilio Lledó como galardonado con el Princesa de Asturias de Humanidades, que se anunció cuando mayo declinaba. Como dice el título, a veces, es el premiado el que da brillo al galardón. Emilio Lledó es una manzana sana. Una vida dedicada a enseñar, a saber, a entender y a interpretar el mundo. Necesitamos más Lledó, que se formó en Alemania. Filósofo, ensayista, profesor, es de esas personas que de las que se dice que son buenas, como en el poema de Machado. Lledó llevaba varios años siendo finalista. Y esta vez ha ganado. Pero quien gana es la cultura. Gana la necesidad urgente que tenemos de que humanistas como Lledó nos lleven por el buen camino. Por la senda de la necesidad de pensar antes de actuar. Nos hagan huir de la sopa boba de las magacines huecos de las televisiones. Nos hagan poner en valor la lectura, el valor extra de la lectura. Lledó es un experto en el lenguaje. Sabe, como aquel poeta, que las palabras son animales salvajes, pero animales salvajes que se pueden domesticar. El lenguaje nos enseña tanto sobre nosotros mismos. Está en los libros de Emilio Lledó. «No llevo móvil -explicó- porque así tengo más libertad». Cuánta sencillez en esta inmensa verdad. Estar conectado es estar atado. «Hay que enseñar a leer y a amar la lectura», suelta esta cometa de la inteligencia, este agente bien humorado. Reivindica los griegos, no a Varufakis, a los griegos que hace siglos, con sus libros, nos señalaron el horizonte de un mundo mejor. Ahora trabaja en una reflexión sobre los afectos y es que Lledó entiende que nada tiene más efecto entre las personas que los afectos. Hay filósofos cuyos pensamientos suman y multiplican más que una tabla de matemáticas. «Me miro en el espejo y no me avergüenzo». Qué tipo.