Las hienas son animales carroñeros. Practican el cleptoparasitismo: se aprovechan de las presas capturadas por otros. Son vagas, y cobardes. El aullido de la hiena recuerda a la risotada macabra de un ser humano. El gesto insultante de Artur Mas en esta foto es la antesala de esa risotada. Lo sacó el sábado de noche en el Camp Nou. Le estaban haciendo su trabajo miembros de las dos hinchadas (Athletic, Barcelona) abucheando el himno nacional, las mismas que se estaban muriendo por conquistar, qué extraña paradoja, la Copa del Rey de España. Ahí tienen esa mueca en esa cara dura, la misma mueca que está arruinando Cataluña. Menudo palco, el del sábado, para un rey. En su nivel de contención se pudo ver la talla del monarca. El rey, flanqueado por dos señores que viven a cuerpo de rey no haciendo nada, deshaciendo. La democracia salió en este país tan cara que es un insulto que a Artur Mas y a Ángel María Villar les esté saliendo tan barato servirse de ella. Por eso se ríe Mas, porque vive de España intentando acabar con España. Esto, claro, solo puede pasar en España. A veces, la risa es el espejo del alma; y la de Artur Mas no dice nada bueno de su alma. Si fuera un animal irracional, y no hay nada que demuestre lo contrario, este señor sería una hiena. Que me perdonen ellas por la comparación.