Dioses jóvenes

Mariluz Ferreiro A MI BOLA

OPINIÓN

13 may 2015 . Actualizado a las 05:00 h.

Dice Albert Rivera que el barco de la regeneración deben capitanearlo políticos nacidos en democracia. Como si la fecha que figura en el DNI fuera un valor absoluto en España. Es una falsa frontera. Ese muro no sirve para dejar al otro lado al que se llenó la boca de libertad y el estómago de todo lo demás. Antes ya quiso agarrarse Cospedal a la versión contraria con una cita griega: «Cuando los dioses quieren castigar a la gente mandan reyes jóvenes». La decrepitud política no tiene edad. Es transversal. No depende de un pecado original. Se cultiva con el esfuerzo de muchos.

Para tensar la cuerda de la comparación cruel, basta con tirar de los extremos. A un lado, José Luis Sampedro, que murió a los 96 años indignándose como nadie, diciendo: «La muerte me lleva de la mano, pero se está portando bien porque me está dejando pensar».

Al otro, las hordas de jóvenes nacidos después del franquismo, libres de mácula, que se enervaban en las redes sociales el día que el accidente del avión de Germanwings irrumpió en sus pantallas de televisión y ordenador para quebrar la rutina sagrada de Hombres, mujeres y viceversa. El esplendor en la hierba siempre es relativo. A veces ese tapiz verde que deslumbra bajo el sol simplemente es fruto de los últimos avances en césped artificial.

Incluso con la fecha de caducidad que propone el líder de Ciudadanos, también queda la duda de si los cadáveres políticos serán más bonitos. Que se lo digan a Monedero. Ah, no. Que el pobre nació en el 63. Lo curioso es que Pablo Iglesias, que es del 78, no lo viera venir. A sus (pocos) años.