Que pague más el que menos tiene

Fernando Salgado
Fernando Salgado LA QUILLA

OPINIÓN

24 abr 2015 . Actualizado a las 05:00 h.

Ronald Reagan, cuadragésimo presidente de los Estados Unidos y figura santa para quienes profesan el credo liberal, pilotó un viraje en la política económica de nuestro tiempo. Todavía hoy padecemos las secuelas. En la década de 1980, con Occidente aún noqueado por el shock del petróleo en el decenio anterior, Reagan bajó los impuestos a los ricos y disparó el gasto en la industria militar. Si esto último resulta a todas luces incongruente en quien promovía la desregulación y el Estado mínimo, la apuesta fiscal era plenamente coherente con su filosofía. Sostenía, dicho con palabras de Galbraith, «que los ricos no trabajaban ni invertían porque obtenían poco dinero, y los pobres no trabajaban porque recibían demasiado».

Treinta años después, Ciudadanos intenta seducir a los votantes españoles con los fuegos fatuos que expiden los huesos de la reaganomics. Su propuesta de reforma fiscal es cuspidiña a la de Reagan. No sería de extrañar que, un día de estos, los herederos del actor demandasen por plagio o robo de patente a Luis Garicano, mentor del proyecto «ciudadano». Detalles hay que delatan el parentesco, desde la simplificación en tres tramos del impuesto sobre la renta hasta la reducción del tipo marginal (Reagan redujo la tarifa de los acaudalados del 70 % al 28 % en siete años), pasando por la supresión de las exenciones fiscales. Pero la clonación resulta más evidente en su filosofía, resumida en dos puntos programáticos: bajada general de impuestos para recaudar más y que pague más el que menos tiene.

Sobre el primer punto, poco puedo aportar al lector. Sabe de sobra cómo se la gastan los partidos: todos bajan los impuestos en vísperas electorales, por instinto de conservación, y todos los suben al día siguiente. Si acaso, le ofrezco este tuit que ayer colgó Jordi Sevilla, aquel que pretendía enseñarle economía a Zapatero en dos tardes: «Recaudar más, pagando menos impuestos, como dicen algunos ahora, ya lo prometió Rato en 1993. Y lo ha cumplido... para él solo».

Sobre el segundo, la voladura controlada de la poca equidad fiscal que aún queda, basta el ejemplo del IVA que anteayer puso, con toda razón, el portavoz del PP: Ciudadanos propone abaratar el yate y encarecer el pan y los garbanzos. Admítame, en consecuencia, un consejo: si usted nada en la abundancia, compre la mercancía que le ofrecen Albert Rivera y sus huestes; pero si tiene dificultades para llegar a fin de mes, mándelos a hacer puñetas. Hágame caso.

¿Y qué pasó a todo esto con Ronald Reagan? La cara: durante su mandato, la economía creció a buen ritmo y generó empleo. La cruz: Estados Unidos se convirtió en el país con mayores desigualdades de la OCDE -ahora, con España pisándole los talones- y en el más endeudado del mundo. El canto: la política de Reagan desembocó en la crisis de los primeros años noventa y clausuró la más larga etapa de prosperidad que vivió Occidente. Pero Reagan ya no se enteró: Bush padre asumió la ruinosa herencia y el alzhéimer hizo el resto.