Volatilidad

Carlos Agulló Leal
Carlos Agulló EL CHAFLÁN

OPINIÓN

10 abr 2015 . Actualizado a las 05:00 h.

Se dice que la Bolsa es volátil cuando los índices o alguno de los valores que cotizan suben y bajan sin mucho concierto. Puede haber razones técnicas, las que se derivan de las circunstancias propias de las sociedades; o psicológicas, las que tienen que ver con la percepción de los inversores sobre la situación del mercado. Eso es lo que parece estar sucediendo en la escena política a menos de cincuenta días de las elecciones municipales.

Volatilidad absoluta es lo que reflejan las encuestas desde hace ya un tiempo. Y la situación no encuentra reposo pese a la proximidad de los comicios. Junto a las incertidumbres y temores de los de toda la vida -que ven con inquietud la aparición de startups políticas que, como las compañías emergentes, comen protagonismo a las grandes corporaciones-, grupos que se presentaban hacen unos meses como lo más novedoso del panorama parecen estar envejeciendo de forma prematura. Mientras, ganan puestos en el índice general opciones que trabajan bien la baza psicológica: logran que el electorado las perciba como lo nuevo, alternativo y de riesgo comedido aunque en realidad lleven en el mercado (al menos en algunas bolsas territoriales) desde hace ya varios años. Y algunos de los clásicos se empeñan en no aparecer como lo que son y, con un claro complejo de culpa por todo lo que ha pasado o por el pánico a lo que pueda suceder, se emboscan en una sopa de letras que, por lo que dicen las encuestas que circulan hasta el momento, puede acabar indigestándoseles.

Si hay volatilidad en este mercado electoral es, sobre todo, porque los ciudadanos no acaban de encontrar un valor estable y fiable. Y buena falta que hace.