Viejunos

Francisco Ríos Álvarez
Francisco Ríos LA MIRADA EN LA LENGUA

OPINIÓN

28 feb 2015 . Actualizado a las 05:00 h.

La mera escucha de algún popular programa de radio pone de manifiesto que el adjetivo viejuno ha desplazado en algunos medios a los más tradicionales viejo, anticuado, pasado de moda, desfasado... Todo es viejuno, y algunos van camino de serlo, al menos a ojos de los que ven lejano el trance..., pero a quienes también les llegará.

Viejuno cobró popularidad probablemente porque aparecía en Mundo viejuno, nombre de una sección del programa de televisión Muchachada Nui, espacio de humor surrealista que emitió La 2, de Televisión Española. El primer uso del adjetivo que logramos documentar se remonta a Álbum de radiografías secretas, obra póstuma de Ramón J. Sender, que apareció poco después de su muerte, en 1982: «Pero el sol nace y muere constantemente en este planeta triste, viejuno y mortejuno, pero esférico en su presencia y en su esencia, que llamamos Tierra».

La voz viejuno está formada por la raíz viej-, de viejo, y el sufijo -uno. Este forma parte de adjetivos de clasificación de animales, como vacuno, porcuno, conejuno, ovejuno, gatuno..., así como de otros que significan ?propio de? o que expresan semejanza. En este caso, suelen tener un sentido despectivo: frailuno, hombruna, bajuno (?bajo, soez?). Entre estos aparece el viejuno, que se aplica tanto -y en este caso indebidamente- a personas maduras pero en la plenitud de la vida como a otras en el ocaso, así como a cosas, caso del roscón viejuno al que el mediático cocinero David de Jorge da boleto -el chef dixit- convirtiéndolo en un sabroso pudin.

El aroma sobacuno que expele la voz de marras se debe en buena medida a que va desplazando a algunos de sus congéneres con más tradición, como viejarrón, igualmente despectivo (Leandro Fernández de Moratín, Cartas de 1822: «Memorias a su pariente de vm. y a su madre, y mande vm. al viejarrón de L»), viejarranco (Antonio Gala, Los invitados al jardín: «Los días de la semana, en la residencia, somos unos viejarrancos sin un duro») o viejanco (Marina Mayoral, Querida amiga: «Los del dinero son los cuarentones sebosos y los viejancos»).

A quienes tratan despectivamente a los ancianos aún les quedan los recursos de vejancón, vejarrón, viejales (al que un diccionario que lo ve humorístico define como ?Persona vieja, a veces demasiado locuaz o activa para su edad?), vejestorio y vejete, diminutivo este que algunos diccionaristas califican simultáneamente de despectivo y afectuoso. Recuerden quienes así llaman a los ancianos que el zorro nuevo huele la presa, pero el viejo la apresa.