Conservación

Carlos Agulló Leal
Carlos Agulló EL CHAFLÁN

OPINIÓN

06 feb 2015 . Actualizado a las 05:00 h.

No somos muy dados a ponderar el valor de la protección del espacio natural y, mucho menos, a admitir como una buena inversión pública los recursos empleados en su conservación. Siempre es difícil, pero en momentos de crisis en los que los presupuestos no alcanzan siquiera para dar cobertura a todos los parados del país, reclamar medidas para conservar un bosque o proteger un humedal puede ser considerado por muchas personas una verdadera frivolidad.

Y no lo es. No lo es porque el espacio natural es un activo en sí mismo para cualquier sociedad, afirmación que si en algún lugar tiene sentido es desde luego en Galicia. Y porque es falso que el paisaje no alimente. Qué sería hoy del renqueante PIB gallego si, por ejemplo, no hubiese quedado a salvo de los bocados inmobiliarios una buena parte de la costa. O si el Camino de Santiago no atravesase montes, bosques y senderos que son monumentos naturales. También es cierto que la economía gallega hoy sería más boyante si no hubiésemos puesto tanto empeño en destrozar el espacio que habitamos.

Por eso es importante el decreto que aprobó ayer el consello de la Xunta para preservar la laguna de Valdoviño. Es el primer espacio húmedo de Galicia (con reconocimiento de la comunidad científica internacional) que va a contar con un plan específico de conservación. Pero no nos engañemos, el decreto será papel mojado si no se acompaña de acciones que permitan el siempre difícil equilibrio entre la preservación de un espacio natural con los usos que le dan los ciudadanos. Especialmente en aquellos lugares en los que es preciso regular la excesiva presión ejercida en el pasado. Es el futuro.