Las claves de la ansiedad del PSOE

Fernando Ónega
Fernando Ónega DESDE LA CORTE

OPINIÓN

23 ene 2015 . Actualizado a las 05:00 h.

La crisis de un partido político es esto: que el viento mueve una hoja y la gente piensa que va a derribar el árbol. En el PSOE el viento está moviendo muchas hojas y empieza a mover las ramas. Pequeños sucesos, casi anécdotas, se han convertido en grandes desgracias, cuando no en maniobras suicidas.

Entre esos episodios figuran: 1) El encuentro de Zapatero y Pablo Iglesias, presentado casi como una traición. 2) La reunión de Susana Díaz con Carmen Chacón, que podría suponer el comienzo de la nueva carrera de la exministra. 3) El descubrimiento de que Rubalcaba habla con otros socialistas, como si don Alfredo tuviera que estar recluido en un convento sumido en el silencio y la marginación. 4) Un ambiente de conspiración que lo contamina todo. Y 5) Un error colosal: dejar que el adelanto de las urnas andaluzas parezca la elección de una candidata a sustituir a Pedro Sánchez como candidato a la presidencia del Gobierno.

Todo esto es un esperpento, dicho sea en el sentido que le daba Valle-Inclán: la realidad reflejada en un espejo cóncavo. En una situación de normalidad del partido no sería ni noticia, porque nadie vería esos hechos tan deformados. En una situación de ansiedad como la que vive el PSOE se convierte en alimento informativo de primer orden. Sobre todo, especulativo. Por ello esta crónica pretende describir en lo posible la realidad que los socialistas no quieren o no pueden contar.

Hecho número 1) Hay desencanto porque el cambio de Rubalcaba a Sánchez no significó una evolución del voto positiva, sino que tiende al descenso en línea paralela al PP. 2) Hay sobrevaloración de Podemos, pánico a que le sobrepase en respaldo popular y deje al socialismo en tercera posición. Y 3) Se han sembrado dudas sobre la capacidad de liderazgo de Pedro Sánchez, aunque su gestión sea demasiado corta para obtener esa conclusión. El daño a Sánchez es grave, porque se le deteriora como candidato y se destroza su autoridad como secretario general.

A partir de aquí, ¿qué puede ocurrir? Ocurrirá que Susana Díaz convocará elecciones y deberá dejar claro que lo hace para gobernar Andalucía, y no con otra finalidad. Ocurrirá que se pondrá en marcha la carrera por ganar las primarias y habrá otra mujer en liza: Carmen Chacón. El partido dividirá sus adhesiones, pero ella y Sánchez se debieran comprometer a apoyar al que gane. De lo contrario habrá un cisma. Debería ocurrir que las dos personas que más incordian (Zapatero y Madina) deberían callar y dejar que hable la militancia. Y debería ocurrir que cesara la descalificación de Sánchez, porque el destrozado en esas luchas internas es el partido. Si se hace así, se salvarán. De lo contrario, la caída puede ser abismal.