Festejar la UE

Carlos G. Reigosa
Carlos G. Reigosa QUERIDO MUNDO

OPINIÓN

29 dic 2014 . Actualizado a las 05:00 h.

Hubo un tiempo en el que todos los españoles compartíamos el sueño de entrar en la entonces llamada Comunidad Económica Europea (CEE), hoy Unión Europea (UE). El cumplimiento del sueño se había ido retrasando, ciertamente, pero al cabo se hizo realidad el 1 de enero de 1986. Para la inmensa mayoría de los habitantes de todas nuestras comunidades autónomas fue el cumplimiento de un destino tan anhelado como irrenunciable. Así lo festejamos entonces en todos los rincones patrios. Habían caído los Pirineos con los que algunos intelectuales europeos siempre nos habían excluido despectivamente. Atrás quedaban la leyenda negra que nos había perseguido desde el siglo XVI, el «África empieza en los Pirineos» atribuido originariamente a Alejandro Dumas (y muy repetido después) y la respuesta airada y orgullosa de Unamuno: «¡Que inventen ellos!», que no rechazaba la singularidad de que fuésemos un mirador africano.

¡Quién lo diría! Entrar en la UE fue un sueño mayor cumplido -y una frustración histórica superada- y, sin embargo, casi nadie se gasta ahora en festejarlo como sería de justicia, aunque solo fuese para recordar que se trató de un logro memorable que nos ubicó -espero que definitivamente- en el contexto continental que nos corresponde.

Las jóvenes generaciones pueden acabar por creer que siempre hemos estado en la CEE, pero la realidad es que, en términos políticos, fue una conquista de la democracia posfranquista. Es decir, algo muy reciente. Hará treinta años el 1 de enero de 2016.

Comprendo que la crisis económica y las tensiones consiguientes enfríen los ánimos, pero cuesta entender que un ingreso tan deseado como el de España pueda pasar sin ni siquiera un cohete al aire. Porque nuestra incorporación a la organización europea ha sido uno de los principales motores de la modernización experimentada por la economía española. Durante los primeros 20 años de pertenencia a la UE, nuestra economía acumuló un crecimiento del PIB de 17 puntos porcentuales por encima del crecimiento medio europeo (es decir, España creció un 64,6 % acumulado y la Unión Europea de los 15 un 47,9 %). Ahora afrontamos la crisis, pero estamos donde siempre quisimos estar.