Días atrás, en estas mismas páginas, me quejaba por el hecho de que Rajoy no hubiese salido a dar explicaciones la noche del 9- N. Visto lo acontecido en Australia, en la cumbre del G-20, casi preferiría que su silencio no se hubiese roto. ¿Cómo es posible que manifieste, al terminar la reunión, que España ya no es un problema, sino un ejemplo de superación? Salga a la calle, presidente. Se encontrará cientos de sintecho que subsisten gracias a los comedores sociales. Infinidad de familias a las que se les acabó todo tipo de prestaciones, y a las cuales usted no les encuentra trabajo. Dependientes sin ayudas. Niños que acuden sin desayunar al colegio porque ese día las alacenas de la cocina de su hogar, que pronto dejará de serlo ante un inminente desahucio, están vacías. Padres y madres vendiendo sus pertenencias para que su prole pueda comer. Y Rajoy, como la Alicia de Lewis Carroll, encantado de vivir en el país de las maravillas. Entérese el presidente de que en las calles la gente ni viste ni huele de Armani. Eso es en Génova. Si no sabe gobernarnos mejor, por favor, guarde silencio. Tendremos paciencia y sabremos esperar a los próximos comicios. Pero no nos falte al respeto con eso de que somos un ejemplo de superación.