Su jornada de trabajo transcurre en Madrid, vive en una de esas poblaciones del entorno. Vuelve a su casa a las 23.00 horas, tras estacionar su automóvil, sin demasiados miramientos, dado que ha de retornar a la capital en las horas primeras del siguiente día.
La Policía Local deja nota de denuncia en el vehículo y, días después, el instructor del expediente anuncia la multa de 200 euros. Consta en la literatura del asunto que la denuncia se ha diligenciado a las 2.01 horas. El enigmático precepto infringido reza así: «Norma CIRArt154AP.Op5ATipoG» y, por si esto fuera poco, he aquí la letra del hecho denunciado: «No obedecer una señal de prohibición o restricción (deberá indicarse la señal desobedecida)».
Aclaro que son 40 las señales del consiguiente catálogo legal. El agente denunciante ha sido incapaz de individualizar la falta y sabe que no se ha causado perturbación al tráfico, pero es un garante de la seguridad vial.