Para la calderilla... tarjetas Máster Casta

Albino Prada
Albino Prada CELTAS CORTOS

OPINIÓN

28 oct 2014 . Actualizado a las 05:00 h.

Este es el sexto resumen mensual que ofrezco al lector después de la debacle electoral en las elecciones europeas de nuestros padres de la patria. Siento comprobar cómo, un mes más, lejos de frenar las razones para no seguir siendo castigados por los electores, parecen empeñados en su autodestrucción. Unos auténticos pirómanos sociales.

La actualidad estuvo copada por las tropelías cometidas con tarjetas ocultas a Hacienda por padres de la patria de toda condición. Lo de menos son las cuantías, lo fundamental es que son ya deuda pública de nosotros los costaleros. Supimos que personajes públicos de todo pelaje recibieron regalos -viajes, empleos, etc.- de nuestros Soprano (empresas privadas de basura y agua) a cambio de facilitarles golosos beneficios. Por no olvidar a altos responsables de la Xunta que realizaban negocios y sobornos con empresas que gestionaban cursos de formación, o a aquel histórico dirigente sindical socialista asturiano cesado de militancia por causas similares.

En todos los casos, como se observa, rumbosas empresas privadas corrompían a quienes debían blindar los intereses colectivos que representaban. Pero en todos esos casos, siendo muy graves, se trata de calderilla.

Calderilla comparada con los miles de millones que Bruselas considera regalos fiscales ilegales que la Hacienda española realizó en el impuesto de sociedades a nuestras mayores empresas privadas, nada más tomar posesión el actual Gobierno. Calderilla comparado con los 3.600 millones de deudas asumidas por el Gobierno en un grupo de autopistas que gestionaban desde Sacyr a ACS con acreedores nuestros grandes bancos.

Calderilla comparado con la indemnización a ACS por 1.300 millones (que, según la OCU, serán del doble a treinta años para los consumidores del gas) por parar el almacén Castor en Castellón. O calderilla comparado con los 1.500 millones de quebrantos en favor de empresas privadas que la Fiscalía Anticorrupción considera ilegales en un par de cajas después nacionalizadas.

Aquellas calderillas y estas pastas gansas son las que ahora se nos acumulan como deuda pública (ilegal o ilegítima) y que no debiéramos pagar los costaleros del fisco español. Una deuda pública que el Banco de España informa que supera ya el billón de euros, mientras el Círculo de Empresarios (sic) propone -pásmense ustedes- recortes? ¡en las pensiones y los salarios públicos!

Grandes empresas y empresarios que, como vemos, enjuagan sus cuentas con cargo al presupuesto, generan gastos masivos en desempleo y jubilación (solo la banca despidió desde el 2008 a más de 60.000 empleados) y se aplican regalos fiscales.

Eso sí, Competencia sigue investigando irregularidades en el precio de la luz y las subastas siguen dando precios cada vez más altos, pero el secretario de Estado lo explica por falta de viento.

Lo dicho: calderilla.