Golfos

Enrique Clemente Navarro
Enrique Clemente LA MIRADA

OPINIÓN

06 oct 2014 . Actualizado a las 05:00 h.

Mientras vendían preferentes ininteligibles a ancianos y desahuciaban a familias enteras de sus casas, los directivos de Caja Madrid se dedicaban con fruición codiciosa a la esquilmación. Con sus tarjetas negras pagaban viajes, restaurantes, hoteles, comida, ropa y sacaban dinero en efectivo. Era ese tiempo en el que, según nos han martilleado una y otra vez, los españolitos de a pie vivían por encima de sus posibilidades, entre otras cosas porque pedían hipotecas a bajo interés que les daban despreocupadamente entidades financieras como esta. En el trinque de las tarjetas opacas participaban todos, políticos del PP, el PSOE e Izquierda Unida, sindicalistas de Comisiones Obreras y UGT y empresarios. Este saqueo masivo con las tarjetas fantasma es un fiel y significativo retrato, casposo y asqueroso, de ese término que ahora se ha puesto tan de moda, la casta, pero que ya utilizó en el mismo sentido Pérez Galdós hace más de cien años. Para que la foto fuera completa en el festín estaba también el último jefe de la casa real de Juan Carlos I y actual consejero privado de Felipe VI. Todos llevándoselo muerto al tiempo que Hacienda miraba hacia otro lado para que la fiesta no decayese. La nefasta gestión de estos directivos que se lo pasaban en grande dándose al despendole del gasto, con tarjetas y a lo loco, es la que llevó a que Bankia fuera rescatada con el dinero de todos. En total, 22.500 millones de nada, que se han traducido en recortes en sanidad, educación, dependencia, pensiones, desempleo y otras menudencias. Y estos golfos apandadores asistían impertérritos a la hecatombe y seguían tirando de tarjeta. Incluso algunos reclamaban más austeridad y animaban a los españoles a trabajar más y ganar menos. Tarjetas negras, tarjetas opacas, tarjetas fantasma. Tarjetas de la vergüenza.