Aún tiene que llover

Rubén Santamarta Vicente
Rubén Santamarta PAISANAJE

OPINIÓN

15 ago 2014 . Actualizado a las 07:00 h.

El clima en Europa no está dando demasiado que hablar. Calor. Y alguna tormenta pasajera. Pero Alemania llega al estío con cierta tos invernal. Y es solo cuestión de tiempo que el resto de Europa agarre un resfriado considerable. Ahora bien, el problema no es solo que ahora la máquina germana gripe y el resto se ponga el termómetro. No. El riesgo está en que las otras dos mayores economías del continente (junto al Reino Unido, que por ahora respira) ofrecen señales preocupantes de salud. La primera, Francia, admite que su crecimiento será la mitad de lo esperado -y lo que se aguardaba era un pírrico 1 %-, y que no podrá cumplir con el objetivo de déficit, que es como el quinto mandamiento para un católico. Hace dos años Hollande y sus muchachos iban a cambiar el rumbo del continente, recuerden. La otra luz roja llega de Italia. Primera flaqueza: en los últimos cuatro veranos ha visto a otros tantos señores al frente, de Berlusconi a Monti, de Monti a Letta, de Letta a Matteo Renzi. No ayuda. Segunda flaqueza: lo que no se han visto son sus reformas. Tocarán todas de golpe. Su ejemplo es Alemania, dijo Renzi con cierta suficiencia para evitar mirarse en España.

Pero la máquina germana se ha ido parando. Alemania boquea por la excesiva dependencia del negocio exterior, y tiene delante un conflicto comercial con Rusia de imprevisibles (por ser precavidos) consecuencias.

Alemania, Italia y Francia tienen en común un poder exportador increíble, pero una debilidad latente: sus clientes en el resto de Europa siguen a dieta, no consumen. Aviso para Galicia, donde sus administraciones han fiado la recuperación a la salida al exterior.

Estando así las tres mayores potencias de la Europa del euro, chequeemos la cuarta. España, crece, la que más. «2012 es el año de los ajustes, 2013 el de las reformas y 2014 el año de la recuperación. El fatalismo ha dado paso a un sentimiento razonable de confianza en el futuro. Este es un crecimiento sano, que ha venido para quedarse». Lo dijo hace 15 días Mariano Rajoy y ayer, sin corbata, sueltos dos botones de la camisa, volvió a darse algún golpe en el pecho. España crece a cualquier precio. Crece de cualquier manera. Crece sin modelo. Crece sin mirar la tierra quemada que queda detrás. Como la enorme deuda que (es una perogrullada, pero hay que ponerla) habrá que ir pagando.

¿Cómo le afecta a usted toda esta macroeconomía continental? De muchas maneras: desde que el banco le suba una comisión hasta que su sueldo siga congelado, le sigan dando largas con el crédito, no se le renueve su contrato temporal... Porque la economía es como un sarampión: se contagia rápido porque el contacto es muy cercano. Lo mejor es que coja el paraguas. Y no mire al cielo. Repase las noticias de economía. Porque quizá ha pasado lo peor de la tormenta. Pero aún tiene que llover. Y no sabemos si será a cántaros.