Un país en donde hay que pagar el 21 % de IVA por ir al cine, al teatro o a un concierto, por citar tan solo tres ejemplos, es un país bananero. Rajoy y Montoro no tienen justificación para mantener un impuesto que llega a quintuplicar el de determinados países de nuestro entorno, y que ni tan siquiera, durante los dos años que lleva en vigor, ha recaudado más. No es una imposición de Bruselas. Cada Gobierno actúa como le plazca, y al español no le queda más remedio que disminuir el IVA cultural. El más alto de toda la zona euro. Francia tiene el 4 %, Grecia el 9 % y Portugal el 13 %. La cultura es fundamental. Un país con la cultura limitada a las clases más favorecidas es un país con millones de borregos que siguen incondicionalmente, al carecer de criterio propio, las indicaciones del líder de turno. Cuanto más demagogo sea el gerifalte, más grande será su rebaño. Como Rajoy tendrá su particular sala de cine en la Moncloa, quizás no se ha enterado de que en el 2013 cerraron 212 pantallas, y la recaudación se aminoró en un 22 %. O que los espectáculos en general tienen un 30 % menos de visitantes. Por lo que parece, a nuestro presidente le importa muy poco el aspecto intelectual de sus conciudadanos. Casi mejor que no piensen por sí mismos. Si el pueblo no tiene pan, que coma pasteles.