Ya lo dijo mi admirado Julio Camba hace un montón de años. Los gallegos tenemos un sentido del humor muy exagerado. Demasiada chispa. Prueba de ello es que el 75 % de nosotros creemos que los políticos imputados deben de irse a casa, según una encuesta de Sondaxe. El 25 % restante son los imputados, los que lo fueron, los que no descartan serlo, los familiares, los beneficiados y los dirigentes de sus partidos. Entre lo bromistas que somos y que andamos cerrando el entroido, nuestros señoritos se han tomado de chirigota la encuesta de La Voz. Muy propio de ellos. Al fin y al cabo solo es el 75 % y ya se sabe que las mayorías aplastantes no siempre están en lo cierto. No hay más que ver los resultados electorales para darse cuenta de lo mucho que erramos. Y de que el hombre es el único animal que tropieza dos veces en el mismo político.
Ha dicho Pedro Puy que hay que analizar la cuestión con frialdad, que no se pueden tomar medidas precipitadamente. Que hay que madurarlas. Y tiene razón. No se puede legislar en caliente sobre la corrupción, que al fin y al cabo la venimos padeciendo desde hace un cuarto de siglo. Solo.
En otro lugar del planeta tendrían muy en cuenta la opinión de una mayoría tan aplastante. Pero aquí, nuestros señoritos, que no ven por otros ojos que por los nuestros y que se desviven por hacernos felices, saben que somos unos bromistas. Y por eso se tronchan de risa con estas mayorías aplastantes.