Para una sociedad unida

Pablo Mosquera
Pablo Mosquera EN ROMÁN PALADINO

OPINIÓN

03 feb 2014 . Actualizado a las 07:00 h.

Lo hemos visto en Burgos y en Madrid. Cuando el pueblo se conciencia y se une, es como esas olas de nuestro Cantábrico saltando por encima de los espigones, recordando a los que mandan que la fuerza está en la naturaleza, en las gentes, en los paisanos anónimos, en las calles que son de los soberanos. Por mucho que se quiera ocupar y canalizar la democracia a través de la partitocracia, con sus mayorías coyunturales e instrumentales, si el pueblo soberano dice ¡basta!, la marejada obliga al poder político a buscar refugio en las rectificaciones. Y es que la ciudadanía puede y debe ser consultada, antes que ignorada más allá de las campañas electorales.

Madrid no solo es la capital de Felipe II o la ciudad de la Cibeles. Tras más de un año de lucha por derechos sociales, será santo y seña de cómo la unidad de trabajadores sanitarios y ciudadanos -mareas blancas- ha logrado paralizar un proceso de privatización en la gestión de los hospitales públicos, lugares emblemáticos para la garantía del derecho a la asistencia sanitaria.

Tomen buena nota en el Sergas, en el Parlamento, en los despachos de quienes hace años aspiran a convertir el derecho a la salud en una fuente de ingresos económicos con el sofisma de la eficiencia del gasto o la sostenibilidad del sistema. Al ciudadano encorajinado por los recortes se han unido los tribunales amparando a los demandantes contra la imposición de unas instituciones en las que la clase política no solo goza de privilegios, se ha vuelto sorda, ciega y de espaldas a la realidad.

Sin duda hay que hacer reformas, pero al servicio de la sociedad, a la que cada día se estruja más, sin darse por enterados los que mandan de que están al límite: de lo permisible, sostenible y admisible, en el tejido social, que paga una crisis promovida por los que quieren aprovecharse y administrar los recursos públicos obteniendo dividendos. Cerrar centros de salud, cambiar el mapa sanitario, suprimir servicios hospitalarios, disminuir plantillas, al tiempo que suben los impuestos y bajan los salarios y pensiones, solo se puede detener y cambiar de rumbo con gente unida que no confía en los poderes públicos pero sí en su propio poder.