Movilidad

Gonzalo Ocampo
Gonzalo Ocampo EL RETROVISOR

OPINIÓN

09 dic 2013 . Actualizado a las 07:00 h.

Las concejalías de gran número de ciudades han optado por el término movilidad como sustitutivo de tráfico, idóneo hasta ahora para referirse al complejo de la circulación de vehículos y al tránsito peatonal. La intención ha de ser buena y tal vez se pretende «sosegar el tráfico», hacerlo más seguro y equilibrado, coordinar los usos de vehículos con los movimientos peatonales. Casi nada. La eclosión del automóvil ha generado una radical apropiación de suelo para su uso, con la predisposición favorable de políticos y de expertos en ingeniería del transporte. Entretanto, el caminante ha sido el gran perdedor por causa de la reducción de espacios públicos para su exclusiva utilización, en aras de su seguridad, más comprometida ahora por el uso compartido de aceras con ciclistas no siempre cabales. ¿Acaso la movilidad optará por la reducción de calzadas para coches -con prioridades para servicios públicos- y con la paralela habilitación de carriles bici, además de valorar los excesos de instalaciones semafóricas, tantas veces inútiles reguladores de la circulación? Movilidad, sí, y seguridad, pero para todos. ¿Será posible?