¿Será Galicia moneda de cambio?

Andrés Precedo Ledo CRÓNICAS DEL TERRITORIO

OPINIÓN

08 nov 2013 . Actualizado a las 07:00 h.

Hasta no hace mucho la marcha del proyecto bancario de las antiguas cajas iba bastante bien, dentro de las posibilidades, y todo hacía pensar que Galicia podría al final posicionarse entre las comunidades con sistema financiero propio. No desconocíamos las presiones catalanas ni las visitas de su representante al presidente de la Xunta ofreciendo dadivosas condiciones para pedir su apoyo. Tampoco que desde las instancias del Estado encargadas del caso la presencia de peones catalanes era cada vez más activa. Con todo, la trayectoria hacía pensar que la lógica, la razón y la economía seguían siendo favorables para el proyecto gallego.

Sin embargo, de manera insólita todo parece haber cambiado. Nuevos requerimientos se suceden con el fin de eliminar la propuesta mejor para Galicia, aquella que aseguraba aquí la sede financiera y el centro de daciones, para bascular hacia la oferta catalana, que supone, por mucho que su presidente le haya prometido a Feijoo, el desmantelamiento del sistema financiero gallego, la pérdida de miles de empleos de calidad, el debilitamiento de un enorme potencial tecnológico que nos situaba entre los líderes españoles, y una serie de lamentables situaciones que podrían derivarse.

Claro que ya antes tuvimos que asistir a la misma puesta en escena con la venta a bajo coste del Banco Gallego, que desechando la oferta de capital exterior más interesante para Galicia, se entregó en mano a otro banco catalán. La hoja de ruta es la misma. Primero se dejan concebir esperanzas y al final, cuando todos estaban confiados, una serie de nuevas condiciones dejan el balón en manos de los intereses del poder político y financiero catalán.

Cierto que han aparecido nuevos aspirantes, a lo cual tal vez se deba el eufórico alegato de Botín a la visión de España como un nuevo Eldorado de la inversión extranjera, y un apoyo a la política económica del Gobierno central. En cualquier caso, como los que tiene la sartén por el mango están acelerando los plazos para dejar sin capacidad de reacción a los gallegos, resulta urgente organizar una respuesta unánime, clara y decidida de los representantes de Galicia para defender nuestros intereses.

Es demasiado lo que nos jugamos para seguir como hasta ahora, siendo una moneda de cambio para intereses ajenos. El nuevo escenario requiere una nueva actuación.