Todas las previsiones oficiales -del Gobierno central, de la Xunta- apuntan a que en el año 2015 habrá crecimiento económico y, aunque tímidamente, se empezará a crear empleo. Hay un indisimulado optimismo entre los que gobiernan que contrasta con el ánimo de la gente, con la escandalosa tasa de desempleo y, por supuesto, con los análisis de la oposición. No es infrecuente ya escuchar a empresarios de sectores muy sensibles a los ritmos del consumo decir que hay una tendencia al alza. No es como para empezar a tirar los cohetes, advierten, pero sí es importante que el resultado de cada trimestre supera el del anterior.
De todos modos, nadie se había atrevido hasta ahora con unas declaraciones tan entusiastas como las del presidente del Banco Santander. «Es un momento fantástico para España, porque llega dinero de todas partes», dijo ayer Emilio Botín. Para sorpresa de muchos e, incluso, para indignación de los que pese ese supuesto torrente monetario siguen poniéndole rostro a una crisis encarnada por seis millones de parados.
Habrá que entender la declaración del primer banquero español en el contexto en el que la hizo y el objetivo de sus palabras. Botín estaba en Estados Unidos y trataba de arrimar su hombro a la recuperación del clima de confianza en España. Asumido que eso es así y que las cajas de los supermercados empiezan a latir un poco más, quizás sea el momento de pedir más audacia en las medidas de incentivo de la economía para que empiece a haber trabajo. La pequeña rebaja fiscal anunciada por Feijoo tal vez sea un primer paso en esa dirección. Eso sí, algo tímido aún.