El terrorismo somalí de Al Shabab en Kenia

Yashmina Shawki
Yashmina Shawki CUARTO CRECIENTE

OPINIÓN

30 sep 2013 . Actualizado a las 07:00 h.

N o es la primera vez que Kenia sufre atentados terroristas de gran magnitud. Ya el 7 de agosto de 1998 un ataque a la embajada norteamericana en Nairobi, en el que fallecieron 213 personas y se ocasionaron más de 4.000 heridos, colocó en los primeros puestos de atención terrorista a la capital africana. En aquella ocasión se imputó el hecho a Al Qaida, todavía una organización no muy conocida. Pero el asalto al centro comercial de Westgate por algunos miembros del grupo terrorista Al Shabab -?los jóvenes?- que ocasionó la muerte de, al menos, 72 personas, además de un gran número de heridos, marca un hito. Al Shabab es un grupo escindido de la Unión de Cortes Islámicas (UCT), una federación de tribunales islamistas formada a partir de 1999 para rivalizar con el Gobierno de Transición Federal de Somalia, con el cual estuvo en guerra hasta el 2007. Al Shabab se negó a aceptar el acuerdo de paz y siguió por su cuenta, cada vez más vinculado a Al Qaida. Su fanatismo y ferocidad le permitieron hacerse con Mogadiscio y con casi toda Somalia en el 2009.

Ante la incapacidad del Gobierno de Transición Federal -ahora integrado con la UCT- para hacer frente a Al Shabab, la Unión Africana organizó en agosto del 2011 una misión para Somalia -Amisom- cuya rama militar recuperaría Mogadiscio y casi todo el territorio, obligando a Al Shabab a replegarse a la frontera con Kenia y a los campamentos de refugiados somalíes en este país. Acorralado y arruinado al no poder traficar con drogas, Al Shabab, además de recuperar la atención mundial, se ha vengado de Kenia con este atentado que abre las puertas a una extensión del conflicto somalí más allá de sus fronteras.