Recordar el principio de la autonomía

OPINIÓN

12 ago 2013 . Actualizado a las 07:00 h.

La tragedia del 24-J que aún está presente en sus consecuencias y el esclarecimiento de sus causas motivó, con razón, la supresión del acto en el que se haría la entrega de medallas de oro de Galicia. Entre las otorgadas figuraba la de Ceferino Díaz, un político socialista a quien el vicepresidente de la Xunta de Galicia colocó al lado de persoeiros como Castelao e Isaac Díaz Pardo. Poco antes había muerto Ángel Guerreiro, político comunista en las diversas expresiones de esa corriente. Ambos tienen que ver con el principio de la autonomía de Galicia, solo incoada en 1936. Esas circunstancias luctuosas constituían una ocasión insoslayable para el recuerdo de aquel azaroso comienzo. Lo es por un motivo personal, porque conviví con ellos en ese trecho que es historia de Galicia. Pienso también que esa momentánea vista atrás podría ser provechosa para los «nuevos ricos» del poder.

Ceferino titula su libro-memoria A esforzada conquista da autonomía. En eso resulta fácil concordar, aunque las explicaciones o valoraciones que se han dado sobre la contribución de fuerzas políticas, sociales y medios de comunicación y de los protagonistas no sean totalmente coincidentes. Por lo que personalmente me atañe me quedaré con la dedicatoria manuscrita de Ceferino, que agradezco, «Ao profesor Meilán, amigo e compañeiro de viaxe no proceso estatutario, grazas polas túas importantes achegas». Geluco, así figura en una vieja agenda de direcciones y teléfonos, estuvo presente en los Pactos del Hostal, aunque el Partido Comunista no contaba con parlamentarios por Galicia. Por uno de esos azares que proporcionan los vericuetos del debate, el aumento de un puesto más en el Parlamento gallego por la provincia de A Coruña resultó que terminó recayendo en Geluco, «el diputado Meilán» dijo alguien con ironía.

A estas alturas conviene quedarse con datos contrastables, sin reinterpretar lo ocurrido. Ceferino y sus compañeros gallegos creyeron de buena fe que debían votar no al proyecto presentado por UCD en el Congreso. Se convirtieron en héroes populares. Pero si los centristas gallegos hubieran hecho lo mismo, el proyecto no hubiera sido tramitado como el vasco y el catalán. Ya no habría sido posible volver atrás el procedimiento. La tramitación seguida, con amparo de la disposición transitoria segunda de la Constitución, permitía contar con Asamblea legislativa, como confirma el artículo 152, lo que era prácticamente imposible para las demás comunidades autónomas. Generalizar los Parlamentos fue una vulneración de la Constitución que los asesores áulicos de los diferentes Gobiernos han pasado por alto, posición aceptada por la actual vicepresidenta del Gobierno a la vista del informe CORA.

La singladura estuvo abierta a la participación. Hay diversos modos para arribar a un destino común. Ceferino, lucense del interior, recuerda mi imagen de navegación a vela. El final, dije y reprodujo, fue «de concordia y para la concordia».