Transparencia y claridad

OPINIÓN

01 jul 2013 . Actualizado a las 07:00 h.

La transparencia es fundamental en un sistema democrático. Una manera de comprobar hasta qué punto es real consiste en detectar si en la actividad pública existen asuntos y conductas que no son claros o que no quedan claros a pesar de las explicaciones que se den. Por ejemplo, las inexistentes ventas de fincas atribuidas a una hija del rey. Han pasado bastantes días y no se acaba de saber lo que sucedió. Un error inexplicado e inexplicable con un DNI singular, que notarios y registradores rechazan, y de la Agencia Tributaria, cercano al escarnio, habida cuenta de la eficiencia en retratar nuestras declaraciones de la renta. La dimisión de la directora vale como cortafuegos político, pero no aclara lo sucedido. Tampoco por qué se envió la relación de las transacciones al magistrado que instruye el asunto judicial en el que está imputado el esposo de la infanta. El foco del interés se desviará sobre otros asuntos, pero quedará un rescoldo de desconfianza en las instituciones. Y llueve sobre mojado.

Por la vía judicial se han conocido asuntos que la falta de transparencia ocultaba. Cómo es posible que una situación susceptible de enjuiciamiento penal hubiese permanecido durante tantos años. Oportuno, aunque con retraso, es que se haya incluido en un proyecto de ley la obligación de que los partidos políticos sean transparentes. Se hubieran evitado situaciones condenables. Pasó con Filesa y está pasando con Gürtel y Bárcenas. Con independencia de conductas personales, lo que resulta desconcertante para ciudadanos y empresarios honrados es que «instrumentos fundamentales para la participación política» hayan sido gestionados de un modo chapucero, para no entrar en calificaciones que corresponden a la Justicia.

La transparencia implica que la actividad sea conocida y entendida por los ciudadanos. Puede cambiarse de opinión, contradecir el programa electoral, pero habrá que explicarlo, al menos para que lo entiendan quienes lo respaldaron con la confianza de su voto. En otro caso se genera desorientación en ellos y crítica en los adversarios políticos. Acaba de ocurrir con la ley sobre el Consejo General del Poder Judicial. Explicar la actividad no significa reconstruir la realidad. Cuando se hace, no es difícil encontrar contradicciones. Ha de reconocerse que con frecuencia, como respondiendo a un instinto de supervivencia o de mantenimiento de una imagen pública, se monta la película insistiendo en las perspectivas más favorables. Se saca la impresión de que se fía todo a lo que los expertos compongan en cada momento.

La transparencia puede tener limitaciones, pero han de estar debidamente establecidas. Es actualidad en EE.?UU. La transparencia es autenticidad. En lo personal se llama sinceridad. Genera confianza. Lo que está oculto por falta de transparencia termina más temprano o más tarde en revelarse.