No nos pongamos bravos, que la cosa no da para más. Entre rescates financieros, aeropuertos, pufos, autopistas a ninguna parte, fútbol, senados, diputaciones, concellos, juergas, whiskis, amigos del alma, paraísos fiscales, fiestas de cumpleaños. Tome aliento. Sigo, asesores, sobresueldos, circuitos de fórmula 1, fiestas de la faneca, pagos en b, mausoleos, regatas de veleritos, trajes, cubatas subvencionados, iluminaciones de bodas, financiación de partidos, dietas, Blesas, Ratos y zarandajas, bastante hacen con abrirnos el país todas las mañanas. Porque lo razonable sería presentar concurso de acreedores y echarnos a dormir. El esfuerzo sobrehumano que están realizando para sacarnos adelante es muy de agradecer. Han empezado por lo prescindible. Sanidad y educación. Y ahora están con lo banal. Con lo que menos nos duele. Las pensiones. Vivimos demasiado y además queremos hacerlo como Bárcenas hasta el último día, ir al cementerio en un Rolls y ser los más ricos de la parcela. Y no puede ser.
¿Para qué queremos pensiones dignas si a este paso nos van a sulfatar a todos? Si además tenemos unas ganas horrorosas de desaparecer de la faz de la Tierra. Aunque solo sea por no tener que soportar las majaderías que nos cuentan cada mañana. Como que el sistema de pensiones no es viable.