Avive el seso y despierte

Eduardo Riestra
Eduardo Riestra TIERRA DE NADIE

OPINIÓN

12 may 2013 . Actualizado a las 07:00 h.

Un idioma, una lengua, no es más que un montón de sonidos o una serie de garabatos. Lo que hace a la lengua apreciable es que sirve para que los seres humanos se comuniquen. Y lo que le da valor es el contenido de esa comunicación. El inglés les debe mucho a Hamlet y a Ofelia, o Stephen Dedalus. El ruso a Raskolikov y el alemán a Gregor Samsa. Nosotros les debemos mucho a Quijano y a Sancho, claro, o a Jorge Manrique, por parte de padre. Por la de madre, en cambio, entroncamos de nuevo con Hamlet y con Merlín, vía Mondoñedo; o vía Padrón con Sir John Moore y con mi bisabuela, María Bertorini, a los cuales Rosalía dedica su poema de Follas Novas que figura en una estela junto a la tumba del marino inglés, en el jardín de San Carlos.

La tradición por sí no es un valor moral. Por tradición se tiran cabras desde los campanarios o se mutilan los genitales femeninos, por ejemplo. Por eso el Día das Letras Galegas debe de ser el día de las ideas gallegas, de la poesía, pero también del derecho, de la medicina, del cine, de la industria o las matemáticas; y del valor y la generosidad, de la libertad, etcétera, y perdonen que me ponga tan retórico. Porque el idioma gallego, cualquier idioma, si no se sustenta en una civilización, no es más que el silbo canario, y que me disculpen los pastores de por allí. Por eso la mejor manera de celebrar nuestra lengua es comunicar grandes cosas con ella. En Nature o Science, por ejemplo. Y por eso, uno quisiera que Hawking, Cotzee o Ban Ki-moon fueran de Ourense. Y ya puestos a pedir, que los Baltares hubieran nacido en Corea del Sur.