El Gobierno está derrotado

Jaime Miquel
Jaime Miquel LÍNEA ABIERTA

OPINIÓN

11 mar 2013 . Actualizado a las 07:00 h.

Los grandes creadores de opinión están sumidos en el desconcierto. Votó Italia y cayeron los palos de los sombrajos de los grandes jefes de la comunicación. Hemos explicado a estos medios, ahora incompetentes en materia electoral, que su decisiva influencia en la configuración de los resultados de unas elecciones forma parte del pasado. Lo constatamos en las elecciones autonómicas de Cataluña, cuando promocionaron espacios ajenos a sus intereses al hilo de las estimaciones del CEO de la Generalitat: le hicieron la campaña a ERC o Ciutadans queriendo ayudar a CiU. Que el sistema de poder en su conjunto está cometiendo errores lo hemos explicado recientemente. Mientras lo han llamado populismo, izquierdismo, radicalismo o movimiento antisistema, callados. Pero nos regalan antipolítica, lo que permite construir un marco cognitivo letal para el propio sistema: la política formal es lo contrario de la antipolítica o decencia. Un concepto que pulveriza en definitiva el pacto del PSOE con terceros, porque lo ubica con nitidez en la política formal, el sistema o la indecencia, enfrente de los ciudadanos. Ayuda a Anova a clarificar su espacio y a hacerse fuerte enfrente del PSdeG. Con el ejemplo de una candidatura ciudadana encabezada por Jordi Évole, el Follonero, en las elecciones europeas del año 2014, le hemos explicado a estos grandes partidos y medios que ya están derrotados, que la gente va a hacer con ellos lo que quiera, no al revés.

Cuando la sociedad en su conjunto coincide en señalar a los partidos políticos en general como nidos de corrupción, pero Rajoy nos dice que su partido no y Rubalcaba que el suyo tampoco, la primera conclusión objetiva que se alcanza es que el sistema de representación es indecente y es pernicioso para las personas. Explicaremos ahora cómo se podría derrotar a este Gobierno con otro ejemplo muy sencillo. Cuando la Mesa del Congreso, presionada por los ciudadanos, admite a trámite la iniciativa legislativa popular de Stop Desahucios, está recibiendo un mandato popular que es respaldado por el 92 % de los españoles de 18 y más años de edad (Metroscopia, febrero del 2013). Este mandato es, sobre todo, que el Gobierno pare la máquina de desahuciar. José Antonio Diéguez se suicidó en Bilbao porque el Gobierno aún no ha parado esta máquina. Se para con una simple huelga de hambre. El Gobierno no se puede permitir que se le muera una persona por defender una causa que es de todos: esa huelga de hambre es ganadora. El ejemplo es dramático, pero muy didáctico. Así de derrotados están. Y luego están los intelectuales, como Almudena Grandes, que en un artículo nos remite a no sabemos qué tara que impediría a la gente votar al Follonero. Esto da una idea del nivel de despiste o incompetencia que han alcanzado.