Imaginación al poder

Pablo Mosquera
Pablo Mosquera EN ROMÁN PALADINO

OPINIÓN

07 ene 2013 . Actualizado a las 07:00 h.

Dos responsables de la sanidad pública en España han demostrado eficiencia y valor. Ambos ya no están en sus comunidades autónomas. Los doctores Farjas y Bengoa ocupan cargos relevantes ganados por sus méritos profesionales y por las medidas lideradas en atender al ciudadano en su derecho a la salud, al mismo tiempo que son capaces de frenar el gasto de las prestaciones.

En Galicia, y con la oposición de la mediocre ministra Pajín, se inició el control racional de la prescripción del medicamento. Receta electrónica y sustitución de fármacos comerciales por principios activos.

En Euskadi, identificación de los pacientes en función de los niveles de riesgo. Sin copago, sin cierres de centros asistenciales, sin pérdida de empleo en un sector que además de ser un servicio público esencial, sostiene nichos de trabajo para curar y cuidar a la población.

Rafael Bengoa se marcha al país de Obama en plena reforma para hacer posible que la enfermedad no sea motivo de la ruina en la familia, lograr mejores cifras para los programas de vacunación y alcanzar la misma longevidad que en Europa. Curiosamente, antaño, los médicos en formación veíamos a los Estados Unidos de América como la meca del cine y de la sanidad.

Tiene razón el experto de la OMS, vasco, cuando afirma que se puede y se debe mantener el sector público pero con cambios estructurales, eliminando prestaciones que no añaden valor clínico. Uso generalizado de los principios activos, evitar duplicidad de pruebas diagnósticas, ordenar la compra del material y los suministros, incidir en hábitos insalubres alimentarios que conducen a la obesidad y a otros factores de riesgo.

La sostenibilidad del sistema sanitario no se logra alejando al usuario, haciéndole pagar por lo que ya pagó a lo largo de su vida, teniendo en cuenta que las cuotas a la Seguridad Social son obligatorias y para muchas personas constituyen el único y auténtico ahorro en sus vidas de trabajo.

España puede presumir de una excelente red de hospitales públicos, de ser ejemplo de conciencia en donaciones de órganos, en la capacidad de sus equipos de salud para abordar con éxito las más complicadas patologías. Incluso somos noticia por éxitos en investigación.

No perdamos lo bueno, ni provoquen desánimo en profesionales bien formados, de honesta conducta.