Trescientos años de papel

César Casal González
César Casal CORAZONADAS

OPINIÓN

06 dic 2012 . Actualizado a las 07:00 h.

Ahora que solo miramos pantallas. Y que todo es efervescente y fluorescente hay que volver a reivindicar a la Biblioteca Nacional. Ese maravilloso edificio que en el corazón de Madrid guarda tesoros increíbles. Ese cumbre del papel que cumplió trescientos años. Tres siglos al servicio del saber con base sólida. Pero es que además la Biblioteca Nacional como institución no se queda atrás y tiene una potente presencia en las nuevas tecnologías. A través de ellas podemos admirar la que está ahora expuesto con motivo del aniversario. Incunables, dibujos, códices. Ahí están los manuscritos de Leonardo da Vinci, el Beato de Liébana o Petrarca. Pero es que también los dibujos de Velázquez, Goya o Fortuny. Y los grabados increíbles de Goya, Durero, Rembrandt o Picasso. Pero como es una biblioteca no podían faltar los libros y la corona es la edición príncipe del Quijote. Fue un rey, Felipe V, el que tuvo la feliz idea y la creó como Real Librería un uno de marzo de 1712. Al principio albergó la colección de los monarcas. Pero luego, cuatro años después, dio el salvo al crearse el depósito legal por el cual toda obra que se imprimiese en España tenía que dejar copia en la institución. Otro empujón enorme fue la desamortización que hizo que acogiese las excelentes bibliotecas de conventos y monasterios que cerraban. Hoy, cuando parece que solo lo digital deja huella, es importante recordar qué hubiese sido de nosotros sin la cultura impresa.