El Tigre sigue creciendo. Ahora compite con los dos delanteros que más facilidad tienen para gritar gol. Con Messi y con Cristiano Ronaldo. Sin complejos. Ahí, junto a los dos, está Falcao, el delantero del Atlético de Madrid, el goleador del Cholo Simeone. Ya está dicho. A Falcao le das un balón y te hace un gol. Le das un violín y te hace un gol. Le das un destornillador y te hace un gol. Le das un poco de membrillo y te marca un gol. Es un rematador espectacular. Tiene 26 años, pero ya era profesional en Colombia con trece y catorce años. A los trece debutó con el Deportivo Pereira, la furia Matecaña de franjas amarillas y rojas, y batió el récord en Colombia como jugador más joven en debutar con los categorías mayores. Un año después ya estaba en el Lanceros Boyacá. Y otros doce meses después ya pagaba River Plate desde Argentina medio millón de dólares por Falcao. Con el equipo millonario tuvo que esperar hasta jugar en primera. Pero luego enlazó tres temporadas gloriosas con casi cien goles y dio el salto al Oporto, a Europa. Ahora es el Atlético el que se beneficia de su capacidad infinita para desmarcarse y marcar. Falcao abrillanta sus botas con veneno y convierte el área en el palacio del gol.