Que ustedes lo reflexionen bien

Fernando Ónega
Fernando Ónega DESDE LA CORTE

OPINIÓN

20 oct 2012 . Actualizado a las 07:00 h.

La pregunta de moda en el hervidero político de Madrid ha sido ayer esta: ¿qué se juegan Rajoy y Rubalcaba en las elecciones de mañana? A este cronista se la hicieron hasta desde emisoras de radio de Andalucía. Me pasé todo el día intentando responder, y creo que no me contradije demasiado. A Núñez Feijoo también se la hizo Carlos Herrera, y el candidato dijo algo así: los efectos madrileños de estas urnas duran quince días, un mes como máximo; los efectos en Galicia duran cuatro años. Me pareció una respuesta inteligente en quien busca su propia reválida como gestor, tiene en alta valoración su candidatura y huye de verse contaminado por la dudosa política nacional.

Tanto interés por la repercusión estatal no es inocente. Los periodistas tratamos de encontrar una trascendencia que justifique nuestro interés ante quienes no son gallegos ni vascos. Los políticos buscan otras cosas. Los del PP y afines pretenden que un buen resultado de Feijoo en Galicia y de Basagoiti en el País Vasco sea una nueva elevación de Rajoy a los altares como el santo milagrero que está sorteando la crisis como el rayo de sol de la Encarnación, sin romper el cristal ni mancharlo. Si, como propina, los hados traen un buen batacazo socialista, su felicidad será completa. Tan completa como el 1 de marzo del 2009. En el PSOE, como es natural, piensan y aspiran a todo lo contrario.

Mi criterio es que, al final, lo que se juegan esos dos partidos a nivel estatal es, más que nada, una alegría o una decepción. Salvo que el PSOE sufra ese posible batacazo, no va a cambiar nada sustancial en la política estatal. Desde luego, Rajoy no va a variar su política reformista ni dejará de tener sus ojos puestos en los mercados y en la señora Merkel. Cuestión distinta es la vitalidad de los nacionalismos. Si después de lo que pasa en Cataluña, mañana por la noche nos acostamos con una mayoría independentista abrumadora en el País Vasco y con un crecimiento notable de votos de Jorquera y Beiras en Galicia, las urnas habrán enviado un serio mandato de elevar la cuestión territorial a urgente prioridad del Gobierno central. Y, si me apuran, de la Jefatura del Estado.

Todo lo demás nos parecerá crucial mañana, decisivo pasado mañana, interesante dentro de una semana y estará digerido en quince días, como dice Núñez Feijoo. Lo sustancial para Galicia es que se decide el Gobierno de los próximos cuatro años. Lo temible sería que el primer partido fuese el de la abstención. Y lo más hermoso, que los ciudadanos deciden y deciden con libertad. Para los más jóvenes esta es la normalidad. Para los mayores de la memoria histórica, sigue siendo una conquista. Y para todos, mañana es el día del poder ciudadano.