Enorme estupor en Berlín, Fráncfort y Raxó

OPINIÓN

10 sep 2012 . Actualizado a las 06:00 h.

España está siendo gobernada mediante recortes y reformas estructurales de enorme envergadura. Pero, lejos de obedecer a un plan establecido por el Consejo de Ministros, todas estas medidas responden a un extraño modelo de laminación continuada cuya esencia consiste en que, mientras Rajoy le va poniendo peros a todo, y llenando el camino de confusión y obstáculos, la apisonadora europea viene detrás laminando sus banalidades e imponiendo la política alternativa.

«No subiremos los impuestos», y ¡zas!, los subieron. «No tocaremos el IVA», y ¡zas!, lo tocaron. «No cruzaremos la raya de los recortes educativos y sanitarios», y ¡zas!, la cruzaron. «Tenemos una banca solvente y saneada», y ¡zas!, no la tenían. «Arreglaremos el sistema financiero con menos de 20.000 millones de beneficioso crédito europeo», y ¡zas!, se fueron inmediatamente al rescate de entre sesenta y cien mil millones pronosticados por el FMI. Y así fueron haciendo con todo, en una secuencia de «boutade-laminación-rectificación» que pone los pelos de punta. Por si algo faltaba, el Gobierno de Rajoy también se puso a hacer de intérprete de las cumbres europeas, de las que varias veces -incluyendo la reciente visita de Merkel a Madrid- quiso salir triunfante, pero nunca pudo evitar que Bruselas le pinchase el globo para recordarle que los ajustes son innegociables y que las ayudas solo pueden negociarse, con condiciones estrictas, después de pedir los rescates.

Y por eso causó estupor general en el Berlín de Merkel, en el Fráncfort de Draghi, y en el Raxó donde yo pasaba el fin de semana, que la señora vicepresidenta, a la que todos los trajes empiezan a quedarle grandes, haya respondido a los pasos dados por el BCE y Alemania con esta chuminada: «Cosas tan importantes para el interés general y el futuro de los españoles se deben analizar con calma y con prudencia, son decisiones que no se pueden tomar a bote pronto ni de la noche a la mañana?». Desde que Mariano Rajoy dijo que «España de hecho ya está intervenida» han pasado más de dos años, en los que todas las grandes decisiones se tomaron a remolque de una fuerza externa que siempre nos ha diagnosticado correctamente y siempre mantuvo los criterios de ajuste y financiación que ahora acaban de reiterar. Expertos de todas las corrientes -españoles y extranjeros-, académicos, empresarios y banqueros, todos insisten en que la combinación de ajuste y rescate es la única que puede funcionar. Pero el Gobierno, como si tuviese una alternativa secreta, lo está pensando, y no va a actuar «de la noche a la mañana».

Mientras todo se agrieta, y el dramatismo social se abre paso, el Gobierno «sopesa todos los elementos». Esperando a Godot, supongo. O esperando un milagro que los libere de la dura obligación de gobernar. Esa cruz que no saben ni quieren soportar.