Cambios en dependencia

OPINIÓN

29 jun 2012 . Actualizado a las 07:00 h.

No seré yo quien contradiga a Ana Mato cuando afirma que es necesaria la reforma de la ley de dependencia; una norma que, según la ministra, «se hizo sin prever sus consecuencias, de manera precipitada y un poco demagógica». Lo mismo consideraba alguno de los fontaneros que estuvieron tras el texto; y avisaron, sin éxito, a Jesús Caldera, a la sazón ministro del ramo. Para muestra, un botón: el Libro blanco de la dependencia, sobre el que se elaboró la ley, para el 2015 preveía un total de 1.373.248 personas dependientes en los tres grados de dependencia; el 1 de mayo último ya había reconocidas 1.516.324 personas dependientes solo en los dos grados actualmente con derecho a prestación, de las cuales recibían efectivamente la prestación 1.033.776. ¿Y qué me dicen de los famosos coches del vicepresidente Anxo Quintana con el eslogan «in?dependencia»? (sí, el mismo señor que ahora anda por Brasil gestionando fondos de inversión de su familia).

Ahora bien, habría que recordarle a Ana Mato que el PP apoyó con su voto esta ley? Y le digo también que un desayuno informativo no es el mejor sitio para hacer afirmaciones tan serias (¿para qué queremos el Parlamento?). Tampoco julio y un real decreto me parecen ni el momento ni la forma para reformar un texto normativo en el que tantos españoles -fiándose de sus políticos- habían puesto sus confianzas. Creo que el asunto bien merece otras maneras.