H asta ahora, todas las bondades estaban en el pescado azul (caballa, sardina, jurel), rico en ácidos grasos poliinsaturados, de la serie omega-3, cuyo consumo tiene efectos cardiosaludables.
Antes de que se descubriese el azul, el blanco (merluza, rape, lenguado) era el más adecuado para una alimentación sana. El azul tenía demasiada grasa.
Un estudio, publicitado a toda página en La Voz, recoge los resultados de una investigación, llevada a cabo con el patrocinio de Pescanova, sobre el consumo de la merluza congelada procedente de Namibia. Han participado en este trabajo hospitales de Madrid (Ramón y Cajal, La Paz), de Barcelona (Clinic), de Galicia (Clínico de Santiago, Montecelo de Pontevedra), y de otros lugares.
Una muestra de 272 personas se sometieron a dietas cruzadas de pescado (merluza congelada de Namibia) y no pescado, determinando periódicamente peso, perímetro de cintura, índice de masa corporal, tensión arterial, además de análisis de sangre. Las conclusiones obtenidas permiten saber que el consumo regular de pescado blanco (merluza de Namibia) produce una significativa reducción de la grasa abdominal central (la peor para la salud), la disminución de la presión arterial mínima, la reducción del colesterol, etcétera.
Es decir, que el consumo de pescado blanco aporta beneficios equivalentes a los del pescado azul. De todos modos, recuerden lo que siempre les he dicho y hagan una dieta variada.