La copla de España

OPINIÓN

15 abr 2012 . Actualizado a las 07:00 h.

U na noche de la pasada semana escuché cantar una saeta y al oírla entendí que, como correspondía al tiempo que vivimos, era la banda sonora de dos tragedias, la muerte de Cristo y el momento de acoso, derribo e incertidumbre que venimos padeciendo.

Hubo años en que la copla de España era melodía optimista radiada en el dial de la memoria y que sonaba a la biempagá. Corrían días de vino y rosas en un país en el que siempre era domingo, escalando puestos en el ránking de bienestar, y todos los cruceros del Mediterráneo llenaban nuestros puertos de cruceristas españoles.

La canción tenía otros acentos, y Almodóvar las incluía en sus películas que exportaban el fotograma de una España moderna, llena de colores optimistas cuando comer en El Bulli de Ferran Adrià era una lista de espera desesperante para quienes viajaban a Rosas en avión privado. Los bancos eliminaron las ventanillas para ofrecer créditos a quienes franqueaban sus puertas, mientras sonaba el Money Money que interpretaba un coro de las cajas de ahorros, después de cantar café para todos.

Y fue descosiéndose la transición rememorando los felices años de la movida y el enésimo milagro español se cobijó en la campana de cristal de la burbuja que tenía paredes de ladrillo y estética de chalé adosado.

Y de aquellas grandezas a estas miserias, tras Zapatero, Rajoy, y tras Rajoy el diluvio. La cantata de la intervención está siendo muy pegadiza, como aquel bolero de Los Panchos que sugería al reloj que no marcara las horas. Corremos desesperadamente por un tiempo de descuento, nos dirigimos a un no lugar, a ninguna parte entre mensajes contradictorios, declaraciones cruzadas, con una oposición que ha perdido la misma aguja de marear que no encuentra el gobierno. A los ciudadanos se nos están agotando las ganas de cantar, acaso un tedeum que nos saque de esta insoportable perplejidad que nos desorienta y nos asusta, nos amilana y estremece, mientras vemos cómo se encarecen los productos básicos, como la luz, el gas y el transporte, y el diluvio que viene llegará con el repago en sanidad y educación mientras desmantelamos la nonata ley de dependencia.

Bruselas , los mercados, la prima de riesgo, el Banco Central Europeo, Monti y Sarkozy, la tozudez teutona de Angela Merkel, ama y señora de una forma ¿equivocada? de entender Europa es la nueva sintonía muda, coplillas que no tienen música, solo letra, y hoy como ayer más parece que la letra con sangre entra. La vieja copla de España.