A hora solo queda por ver si los Globos de Oro fallan (o aciertan, según se mire) por tercer año consecutivo. Esta semana se decantaron por el cine sin palabras, por The artist, y habrá que esperar a qué decide la Academia para los Óscar. Los Globos volaron en su día hacia Avatar y La red social y Hollywood premió a En tierra hostil y a El discurso del rey. La gala de la asociación de la prensa extranjera es más relajada que la de los Óscar. Aunque cada vez todo se cuida, las estrellas están más cómodas en una cena y copa en mano. Hubo bromas, pero Ricky Gervais midió su acidez. Meryl Streep ganó, cómo no, su octavo trofeo en 26 candidaturas. Meryl sí que apunta a Óscar como la dama de hierro y cine que es. Ganó, cómo sí, George Clooney por su papel en Los descendientes (firma Alexander Payne, el de Entre copas). Charlize Theron, de Dior, parecía un ángel. O lo es. Y George Clooney, nada descafeinado, se le veía encantado y encantador. Almodóvar no ganó su tercer Globo. Lo derrotó, como él mismo pronosticó para La Voz, el filme iraní. Y dieciocho millones de personas, solo en Estados Unidos, vieron el show. El espectáculo debe continuar. Pronto, los Goyas y los Óscar.