¿Dónde está Galicia?

OPINIÓN

09 ene 2012 . Actualizado a las 11:13 h.

La conmemoración del 130 aniversario del nacimiento de este diario invita a recorrer río arriba el itinerario de lo que le da su nombre. Me refiero, obviamente, a Galicia. Son muchos años y muy variadas las circunstancias que se resumen en la edición extraordinaria para el evento. Una singladura titánica para una empresa familiar que va de abuelo a nieto con una lealtad a la cabecera que resulta impar desde la realidad actual. La historia de Galicia no puede hacerse sin contar con las páginas de lo que pretendió y sigue pretendiendo ser su Voz. Ninguna de las aspiraciones colectivas, que dan razón de comunidad, ha dejado de ser reflejada y defendida con la conciencia de responsabilidad que un medio periodístico auténtico tiene en el devenir de la sociedad a la que sirve. No solo al compás de los tiempos, sino adelantándose como ahora mismo en un salto decidido hacia el futuro cuando el panorama no invita a asumir riesgos. Una democracia no se sostiene solo con partidos políticos y elecciones periódicas. Necesita del impulso y, en ocasiones, resistencia de medios de comunicación independientes, expresión de la vitalidad de la sociedad civil.

¿Dónde está Galicia? La respuesta es elemental desde la geografía. Se encuentra en la periferia de España. La superación de los obstáculos que para su desarrollo supone esa situación física es una constante. El ferrocarril en la fundación de La Voz, el AVE en este presente, como reclamo. No es cuestión de ahondar aquí. El foco de la pregunta prefiero dirigirlo a Galicia como idea. En el inicio está la lengua, crisol de cultura, modos de entender la convivencia y el derecho. Fue estímulo de la acción política para quienes, con justicia, son considerados como devanceiros. A la vigencia de esa idea han contribuido personas con relevancia pública en distintos momentos. No pretendo escribir historia, pero sí recordar algo de lo vivido. La Constitución de 1978 brindó la oportunidad de cerrar un paréntesis abierto en 1939 y empalmar con lo que había hecho posible la de 1931. Galicia está en una disposición transitoria que abarca también a los «hechos diferenciales» de Cataluña y el País Vasco. Sin alusión al pasado hubiera sido imposible. Con esa base se aprobó por referendo el actual Estatuto de Autonomía, donde por primera vez en el ordenamiento jurídico se habla de nacionalidad histórica, aplicada a Galicia. Los constituyentes respondimos a nuestra obligación logrando amplio consenso.

¿Dónde está ahora Galicia? No procede hacer un inventario de lo mucho realizado. Los títulos históricos han cumplido su misión, pero el espíritu que los movió sigue siendo válido. Desde esa perspectiva habría de considerarse si hemos avanzado o retrocedido. Comportamientos parroquiales o excluyentes dañan la idea de Galicia. Han desaparecido iniciativas empresariales y financieras que eran referentes de identidad colectiva. En este contexto cobra mayor valor la permanencia de La Voz. No es preciso completar su nombre.