ETA se ha vuelto a meter en su zulo, agujero o cueva desde la que percibe el mundo apenas sin luz. Confunde los sonidos de sus pasos con el ruido natural del exterior. Entra de nuevo en la revolución autista donde el mito sustituye a la historia. Explosivos y extorsiones se convierten en instrumentos al servicio de la construcción de Euskal Herria. Las cartas que están recibiendo los empresarios vascos son sintomáticas. 180.000 euros para estar tranquilos, sin miedo al secuestro; es la contribución exigida al proceso de libertad y democracia diseñado desde el zulo. Durante la tregua daban las gracias de antemano y un cálido saludo revolucionario; ahora toman nota en la lista negra de enemigos del pueblo vasco. La furgoneta bomba capturada en Francia es el aperitivo del festín macabro que nos aguarda. La novedad es que vuelven a comandos capaces de correr riesgos, así se entiende el uso de cable para explosionar el artefacto, que obliga a permanecer en las proximidades del atentado, si bien, aseguran la explosión por eludir las inhibidores de uso generalizado. Desgraciadamente, están dispuestos a matar de cerca. Temo que el comando Madrid esté preparando alguna barbaridad. Es el grupo estrella de la organización. Desde aquí, por méritos militares, ascienden los terroristas a la cúpula, desde la que dan dicterios a toda la izquierda radical. Incluso con amenazas a los dirigentes batasunos empeñados en procesos sin atentados, de ahí que, alguno de éstos, se sienta aliviado y más seguro en la cárcel que libre al alcance de los comandos formados por jóvenes descerebrados, procedentes de la kale borroka , capaces de ejecutar a traidores y colaboradores del fascismo, que, como habrán adivinado, es todo lo que se mueve en Euskadi y no comulga con la revolución del zulo. Mientras, el desacuerdo entre los partidos vascos es total. Incluso con peligro de estabilidad del propio Gobierno en el que EA e IU parecen discrepar gravemente por el reparto del poder Foral y municipal. Aunque no es menos desacuerdo que el que padecen socialistas y populares incapaces de acordar nada y debilitar sus posiciones en Álava, territorio que, como Navarra, lleva mucho tiempo votando mayoritariamente no nacionalista. Tendremos problema grave en Navarra. A ETA no le sirven los gestos de acercamiento a Euskadi y a los navarros, de derechas y de izquierdas, les van a indignar.