LA FOTOGRAFÍA muestra el cuerpo sin vida de un hombre tendido boca abajo, y a su lado el de un bebé. La imagen es de las que se quedan prendidas en la retina: un padre kurdo que huía con su hijo en brazos para salvarlo de la lluvia química que dejaban caer los aviones del Ejército iraquí. El lugar, Halabja, un pueblo kurdo en el norte de Irak; la fecha, del 16 al 19 de marzo de 1988; las víctimas, indeterminadas, se estima que hasta 7.000; la causa de la muerte, intoxicación por gas nervioso. Halabja fue sólo uno de los múltiples lugares donde se llevaron a cabo las políticas de exterminio orquestadas por el Gobierno de Sadam Huseín bajo el nombre de Anfal. No hay cifras exactas sobre el número total de víctimas. Amnistía Internacional ha registrado 17.000 denuncias por desaparición como consecuencia de la campaña de Anfal de 1987 a 1989. Otras fuentes estiman que el número de muertos va de 50.000 a 100.000. Los kurdos afirman que ascienden a 182.000. El informe de la organización Human Rights Watch sobre este genocidio, entendido como el intento de destrucción, total o parcial, de un grupo nacional, étnico, racial o religioso, estableció que la campaña consistió, entre otras «actividades», en la ejecución en masa y desaparición de decenas de miles de no combatientes, mujeres y niños, a veces de pueblos enteros, la utilización masiva de armas químicas, la destrucción total de 2.000 pueblos kurdos, el derribo de todo tipo de instalaciones civiles, etcétera. El brazo ejecutor de tales atrocidades fue Ali Hasan al Majid, alias Alí el Químico, primo de Sadam Huseín, a quien se nombró secretario del Partido Baaz en el norte de Irak y a quien se dio plenos poderes para limpiar étnicamente el Kurdistán. Hace unos días, un tribunal iraquí, tras un juicio demasiado rápido para entender como es debido los casos de tantos miles de muertos y hacer realmente justicia, le ha condenado a muerte. Pero, ¿cómo la ejecución de un hombre puede resarcir las miles de víctimas que ha ocasionado? ¿Cómo puede hacer olvidar al pueblo kurdo este genocidio? ¿Cómo puede ser el punto y final?