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22 jun 2007 . Actualizado a las 07:00 h.

ME HA impresionado vivamente un artículo publicado el pasado día 13 en el diario italiano Corriere della Sera sobre la persecución de los cristianos en países islámicos. Por tres motivos: primero, porque el autor es un periodista musulmán; segundo, porque llama a una manifestación -que ha tenido cierto eco y se celebrará el próximo día 4- ; tercero, por los datos que proporciona. Según Magdi Allam, en los territorios palestinos, por ejemplo, los cristianos representaban el 20% de la población árabe en 1948. Con la llegada al poder de la Autoridad Palestina de Yaser Arafat en 1994, se registró la huida, víctimas de la persecución, de tres cuartas partes de los cristianos. En Belén eran el 85% de la población en 1948 y hoy son el 12%. En Jerusalén eran el 53% en 1922 y hoy son el 2%. Compara el actual genocidio de Sudán con el de Turquía, donde un millón y medio de cristianos armenios fueron masacrados. Sobre el Líbano: del 55% que representaban en 1932, después de cuatro guerras intestinas solapadamente religiosas, los cristianos han quedado reducidos a cerca del 27%, un millón y medio, frente a los seis millones de cristianos libaneses dispersos ahora por el mundo. Incluso para Egipto y Siria proporciona cifras dramáticas. Y termina: «En casi todos los países musulmanes los cristianos son víctimas de vejaciones y discriminaciones. Se trata de una catástrofe para todos: ciertamente para las víctimas cristianas, pero también para los musulmanes. No podemos continuar asistiendo impávidos a esta barbarie». Que un periodista de religión musulmana plantee las cosas así me produce esperanza en una auténtica convivencia de las civilizaciones, basada en la verdad y no en el silencio escandaloso e hiriente de nuestro mundo occidental, tan injustamente correcto. pacosanchez@lavoz.es