Un escenario inédito

OPINIÓN

17 mar 2007 . Actualizado a las 06:00 h.

PARO e inflación, Escila y Caribdis. Durante décadas, la evolución de la economía española ha venido muy marcada por esos problemas, y la elección entre medidas para aliviar uno u otro ha constituido quizá el principal dilema de la política económica en todo ese tiempo. Por ello, no puede pasar desapercibida una absoluta novedad que parece estar a punto de producirse y que, en cualquier caso, es probable que veamos en algún momento de este año: la aparición de un escenario de práctica estabilidad de precios y cercanía al pleno empleo. Los últimos datos conocidos y proyecciones fiables para el 2007 avalan esa afirmación. La inflación se acerca rápidamente al 2%, objetivo de referencia del Banco Central Europeo, lo que constituye en sí mismo algo reseñable, pues desde el nacimiento de la eurozona dicho objetivo resultaba creíble para los sistemas de precios francés o alemán, pero estaba muy lejos de la tasa española. El diferencial de inflación con la UEM, por su parte, también ha mejorado mucho, minando menos que en el pasado nuestra capacidad competitiva. Y en cuanto al paro, se mantiene la tendencia para situarlo en torno al 7%, próximo ya al límite del 6% que algunos expertos consideran técnicamente como pleno empleo (que en todo caso se está alcanzando ya en algunas comunidades autónomas, como Aragón y Navarra, y por lo que respecta al masculino, en la mayoría de ellas). Esta situación virtuosa -que podría ser alterada, no lo olvidemos, por factores imprevistos, como un eventual shock externo, o un pinchazo excesivamente rápido de la burbuja inmobiliaria- guarda relación evidente con el hecho de estar inserta nuestra economía en un área de fuerte estabilidad macroeconómica. Pero no carece de algunos puntos oscuros. Por ejemplo, los datos de inflación tienen algo de inconsistentes, pues la llamada subyacente, aquella que deja fuera los componentes más estacionales del índice general, lejos de mejorar, ha empeorado, sobre todo en lo que respecta al sector servicios, tal vez debido a que en éstos no acaba de funcionar bien la competencia. Y por lo que respecta al empleo, en primera mirada tan positivo, el proceso expansivo en vigor descansa en tan alto grado sobre la creación de puestos de trabajo -en muchos casos de baja calidad- con tasas de productividad muy bajas que en realidad puede verse como una grave rémora. Por eso mismo, después de celebrar la llegada de este escenario inédito, y de confiar en su consolidación, debiera aprovecharse esa notable fortaleza macroeconómica para introducir reformas impostergables en nuestro modelo de crecimiento.