El oro y el átomo

OPINIÓN

29 dic 2006 . Actualizado a las 06:00 h.

LÁMINAS finas de oro, bombardeadas con partículas alfa, sirvieron para descubrir la existencia del núcleo atómico en el famoso experimento de Rutherford. Posteriormente se comprobó que en el núcleo hay protones y neutrones, que a su vez están formados por quarks. Los quarks se unen por medio de gluones (pegamento de esas uniones) y ambos (quarks y gluones) están confinados en el núcleo. Recientemente, los investigadores del RHIC (Relativistic Heavy Ion Collider) en el Laboratorio Nacional de Brookhaven (USA), han hecho colisionar iones de oro de altísima energía, produciendo una temperatura tan elevada, que rompe el confinamiento y se forma un plasma (una sopa) de quarks y gluones. Todo el mundo suponía que sería un gas, con partículas independientes, pero los experimentos han confirmado que el plasma se comporta como un líquido, con interacciones entre quarks y gluones más elevadas de lo esperado. Así se supone que era la materia en los primeros instantes después del Big Bang, que se enfrió rápidamente y confinó quarks y gluones en el núcleo. En el acelerador LHC que se está montando en el CERN en Ginebra, se harán colisiones con iones pesados para llegar a resultados definitivos en el campo de la estructura primaria y última de la materia. El tema tiene para mí otro interés. Un sobrino, Jorge Casalderrey, ha presentado su tesis doctoral sobre choque de iones pesados (Topics on Relativistic Heavy Ion Collisions) en Nueva York y ahora trabaja en Berkeley. Un becario de la Barrié que se queda en EE.?UU.