26 may 2005 . Actualizado a las 07:00 h.
EL DESMANTELAMIENTO de la red de violadores de bebés unido a los de varias redes de pornografía infantil en los últimos meses, además de ser una espeluznante carrera contra unos delitos execrables por la indefensión y vulnerabilidad de las víctimas y la depravación de los criminales, es una clarísima advertencia que obliga a las autoridades a tomar las medidas adecuadas para erradicar este mercado de forma inmediata. Es absolutamente imperioso que se frene la obtención y circulación de imágenes de menores sufriendo vejaciones u otros tratos humillantes y ello se consigue no sólo con la actuación policial y la imposición y cumplimiento de penas ejemplares, sino, fundamentalmente, con la condena pública, notoria y eficaz de toda la sociedad.