Justicia universal

OPINIÓN

18 ene 2005 . Actualizado a las 06:00 h.

SI PATÉTICO fue el numerito ofrecido por el genocida Adolfo Scilingo -el tratamiento de presunto lo perdió hace tiempo- el pasado viernes en su primera comparecencia ante el tribunal que le está juzgado en la Audiencia Nacional, el que deparó en las dos sesiones efectivas del juicio oral celebradas ayer y anteayer fue insultante y ofensivo para cuaquier epidermis que sea un poco más blanda que la de un elefante. ¿Mereció la pena el espectáculo? Sin duda. Que a nadie le quede la menor duda. Este juicio es la primera demostración fehaciente de que la aplicación práctica del principio de Justicia universal para perseguir delitos de lesa humanidad no es un invento del fiscal Castresana ni del juez Garzón para salir en los papeles. Hasta Pinochet, a sus años, tuvo ocasión de enterarse de qué va la fiesta.