El chantaje de las eléctricas

OPINIÓN

13 dic 2004 . Actualizado a las 06:00 h.

UN NUEVO capítulo del culebrón energético golpea a los ciudadanos, quienes, a pesar de los diversos apagones de los últimos tiempos no vemos proporcionalmente reducida la factura que nos pasan al cobro cada dos meses. Cuando todavía no nos hemos recuperado de los sustos veraniegos, Enagás anuncia públicamente que, debido a una avería en uno de los gasoductos de Argelia, principal proveedor de gas natural a nuestro país, se producirán cortes en el suministro a aquellas empresas que tienen un contrato de interrumpibilidad lo que puede repercutir en la producción y, por lo tanto, en la continuidad del servicio eléctrico en una época del año en el que la demanda es más elevada. No satisfechos con lo anterior, los consumidores tenemos que escuchar las declaraciones de las grandes empresas productoras que amenazan con cortes provocados por el incremento de la demanda y el envejecimiento de la red. La sobrecarga en líneas incapaces de soportar una mayor tensión, subestaciones que se queman por averías inexplicables en transformadores recién instalados, oscilaciones de tensión que estropean todo tipo de aparatos¿ son el pan nuestro de cada día. Las compañías eléctricas se quejan de falta de recursos económicos para hacer frente a las reformas requeridas y solicitan subidas de precios mientras los beneficios que éstas reparten a sus accionistas al final de cada ejercicio pasman por cuantiosos. Más aun, la exigencia de que se reduzcan las emisiones contaminantes para dar cumplimiento a los requisitos establecidos en el Protocolo de Kioto de 1997 que sentencia a muerte o por lo menos toca gravemente a muchas centrales térmicas, ha sido aprovechada por las empresas eléctricas para sugerir que, ante la previsible reducción en la producción y para compensar las pérdidas, se autorice la construcción de más centrales nucleares. Sorprende que, con la cantidad de centrales hidroeléctricas y parques eólicos que se han construido no se haya podido paliar este problema. Vamos de mal en peor ya que, ahora, además, estamos atrapados en el chantaje de las eléctricas, que nos amenazan con un precio más alto por un servicio de peor calidad y con más riesgo para nuestra salud.