Ingenio

CÉSAR CASAL GONZÁLEZ

OPINIÓN

DE SOL A SOL | O |

03 oct 2004 . Actualizado a las 07:00 h.

VOY A VER una obra del gran Oscar Wilde. La adaptación es de Fernando Savater. Es El retrato de Dorian Gray. Me doy cuenta otra vez del valor de las palabras. Wilde fue un genio. Su talento brilla como una joya. Como cuando contestó en una aduana a la pregunta ¿algo que declarar?: «Nada, salvo mi ingenio». Dorian Gray, como se sabe, es una reflexión sobre el paso y el peso del tiempo, la angustia de las arrugas que parecen muecas, todo con el cianuro del cinismo tan típico en Wilde. Un ejemplo: «Los jóvenes quieren ser fieles y no lo son. Los viejos quieren ser infieles y no pueden». Critica también el amor que muere asesinado por la costumbre en el matrimonio: «La única manera de ser feliz con una mujer es no quererla» o «El matrimonio es una experiencia». Ataca la vulgaridad: «La vulgaridad es un crimen, de la misma manera que es un crimen ser vulgar». Define a Inglaterra con una frase muy aplicable a Galicia: «De Inglaterra me gusta todo, menos el clima». Está bien que se recupere el teatro del irlandés díscolo, porque como dice él en la obra «los grandes acontecimientos de una vida tienen lugar en el cerebro». La inteligencia siempre es un estímulo, un ajedrez. cesar.casal@lavoz.es