El juicio de Milosevic

OPINIÓN

09 sep 2004 . Actualizado a las 07:00 h.

PROBABLEMENTE no harían falta las maratonianas sesiones que prevé el Tribunal Penal Internacional para la antigua Yugoslavia (TPIY) para juzgar al ex presidente Slobodan Milosevic, acusado de genocidio y de crímenes de guerra y contra la humanidad en los conflictos de los Balcanes que él mismo impulsó. Pero tiene derecho a que se le haga justicia y ahí lo tenemos, dispuesto a llamar a 1.400 testigos para intentar probar (él insiste en que quiere dirigir su defensa) que las acusaciones son falsas y que cuando sus armas intervinieron sólo fue para defender las minorías serbias en Croacia (1991-92) y en Kosovo (1999). Niega con rotundidad que haya tenido nada que ver con algún genocidio en Bosnia (1992-95). El ex presidente yugoslavo se considera un jefe de Estado falsamente acusado y no querría privarse del privilegio de someterse a un careo -ante el tribunal y ante la Historia- con líderes como el ex presidente estadounidense Bill Clinton, el primer ministro británico Tony Blair o el canciller alemán Gerhard Schröder. La sala, un poco sorprendida por la cifra, ha manifestado su deseo de conocer las razones por las que serían llamados y el asunto sobre el que serían preguntados. ¿Se ha vuelto loco el ex presidente yugoslavo? No. Ni siquiera cabe decir que se haya equivocado de estrategia. Su objetivo es probar que sus actuaciones fueron reacciones legítimas, provocadas por la acción hostil de otros países, que, con sus injerencias, ponían en peligro la existencia misma de Yugoslavia. Y sus ojos están fijos en Alemania y en el Vaticano, pero también en EE. UU., Canadá y Australia. Para Milosevic, los males en los Balcanes empezaron con la aproximación interesada de Alemania a Croacia y Eslovenia, países por entonces miembros de Yugoslavia. Y no le falta algo de razón en ello, porque Alemania y el propio Vaticano no fueron neutrales. Pero el malabarismo que intenta Milosevic no justifica su actuación. La prensa incendiaria que él fomentó acredita que las guerras balcánicas estaban en su mente (el sueño de la Gran Serbia) desde mucho antes. Sin embargo, habrá que soportar el juicio.