Caminos del atajo

| JUAN JOSÉ MORALEJO |

OPINIÓN

19 ago 2004 . Actualizado a las 07:00 h.

POR CULPA de la desastrosa gestión de los recursos meteorológicos por Aznar, sobre todo en el despilfarro de anticiclones, estoy pasándome este agosto a golpe de chubasquero para oficiar las liturgias de las que mi lector ya me sabe Sumo Pontífice y Rector Magnífico, aunque hoy he de precisarle que por tiquismiquis de falsa modestia no he sido ni tan Sumo ni tan Magnífico como el caso requería. El tema de hoy es otro, pero vale la pena que toque ese tiquismiquis para autoflagelarme por pardillo y estimular para otra vez mi autoestima. El caso es que me parece entre borde y demasié llevarme al Deva la sacadera para echar mano de piezas grandes, pues lo normal es que más de la mitad se vuelvan al agua por no dar la medida legal. Pero ayer, con los pies no muy firmes sobre un par de coios poco fiables, con el agua justo por la Línea de la Concepción y en una corriente más de 220 que de 110, hete aquí que la mosca rosa pilla una trucha de esas que te redimirían la temporada y merecen foto. Fueron un par de minutos de agonía erótica, ella y yo, yo y ella, pero no hubo manera de darle cesto. Mi único éxito fue mantener la calma con los pies en su sitio para no escorregar y no darme un baño, aunque, la verdad, con el agua que venía de arriba, la de abajo ya no importaba. Y es que ahora sí que llueve, no como con Aznar, que aquello no era ni lluvia ni farrapo de gaita. Pontedeva es uno de los ayuntamientos más pequeños de Galicia, es un valle requetehermoso al pie de Penagache y Silva Escura, un valle que te cabe en el ojo y se llena de nombres hermosos -O Cantiño, A Veiga, A Barriconca, A Bouza...- para acompañar al río que el P. Sarmiento, tío listo donde los haya, calificó de hermoso, cuando lo cruzó camino de Padrenda a Celanova. Es mi río. De mi casa ¡y la de todos ustedes! al puente de Freáns había 8,5 km, pero ahora hay 8,3 km, doscientos metros menos, porque hay unos dos kilómetros nuevos, a lo grande, desde Ningures de Arriba a Ningures de Abaixo: son los dos kilómetros más pomposamente superfluos que parió madre. Unen lo que ya estaba unido, no mejoran en nada la comunicación, no cubren ninguna necesidad desatendida, pero han sido una orgía de pala excavadora y alquitrán escarallando monte sin ton ni son, lo cual me sospecho que le ha venido muy bien al de la pala excavadora, al del alquitrán, al dueño del monte... Es decir, desde el puesto de mando y con cargo al presupuesto hemos hecho o remachado amiguetes, clientes, afiliados, votos... No sé si me explico y podría tal vez ser más claro, pero el pesquis de mis lectores hace innecesaria mi cortesía de claridad. Les aseguro que esos dos kilómetros son una desfeita estúpida que no tiene sentido, pero sí lo tendría con ese dinero arreglar a fondo las curvas de la carretera paralela que baja al Deva y lo bordea para que te pongas las retinas en pasmo agudo. Es penosa la inepcia con que se le da aire a los cuartos del ciudadano contribuyente. He dicho. Y dije bien.